El pasado domingo en horas de la noche Ruri sufrio una complicación respiratoria grave lo que le obligo a ir a urgencias llevada por su familia. Al día siguiente cuando me comunicaron su grave estado de salud y que se encontraba hospitalazada un frío espasmo recorrio todo mi cuerpo, no es fácil escuchar que una persona muy cercana e importante en mi vida se encontraba en una clínica.

Tan pronto pude tome el transporte que me llevaría hasta dicha clínica al norte de la ciudad de Bogotá, al llegar y después de que el celador de la zona de urgencias no me supo dar razón de ella, note a lo lejos una cobija que rápidamente reconocí, con cuidado pase por el lado de varios pacientes de edad que se encontraban haciendo nebulizaciones, finalmente halle a Ruri, se encontraba durmiendo en una camilla. La sorpresa fue mucho mayor al ver que tenía un sistema de respirador que le suministraba oxígeno por medio de una especie de manguera muy pequeña, además note un cateter en su mano, debo decirlo, lo que menos quiere en la vida es ver a una persona importante para uno, en una camilla de un hospital y mucho menos con oxígeno, por inofensivo que parezca.

Sentí miedo, a pesar de que luego desperto y pudimos hablar por toda la tarde entre bromas y chistes acerca de la comida que le llevaban, como le toco usar máscara para las nebulizaciones y su interpretación de Dark Vader :P. Hoy dos días luego de que salio de urgencias ya con una respiración restablecida y menos factores contaminantes en su casa, no se me borra esa imagen de ver, a mi ruri, con oxígeno, un cateter, varias cicatrices de agujas en sus muñecas y dormida en una camilla.

Esta fue una razón para meditar un poco, acerca de que tan frágil somos y que tan variable es nuestra vida.

Ruri, colócate una bufanda y cuidate mucho.

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