He comentado poco una vivencia personal que aconteció cuando tenía cerca de 2 años de edad y mis padres decidieron regalar a mi hermana mayor un viaje a conocer Ecuador en sus quince años. Al llegar a Quito en compañía de mi familia y siendo un destino de paso ya que nos dirigiamos a las playas de Guayaquil, en un restaurante según me indican, fui al baño, en el proceso al parecer me apoyé en un vidrio y este cedió y uno de los trozos de vidrio fue a dar en mi mejilla derecha. Luego me llevaron a una clínica para que me revisaran y tomaran puntos en la herida, ya que «el viaje debía continuar». Según me comenta mi hermana, una de las enfermeras indicó que para que cicatrizara rápido la herida recomendaba que fueramos a donde un pintor conocido que él podría ayudarnos.
Según comenta mi padre al llegar al hogar del pintor observaron cuadros grandes, con colores vivos, pero imágenes extrañas, algo desproporcionadas, claramente en mi familia no somos ni seremos expertos en arte. El pintor muy amablemente me revisó e indicó que para poder ayudar era necesario que retiraran los puntos que habían puesto sobre la herida. Nuevamente el paseo a la clínica y solicitud de retiro de puntos, lo que me pareció siempre curioso fue que al sólo decir el nombre de quien lo había pedido hacian caso sin chistar. De vuelta al taller del pintor, este aplicó un oleo especial sobre mi piel y les entregó un tarrito para aplicarme cada día durante el viaje teniendo cuidado de que no me expusiera la herida directamente al sol. Ya de vuelta y de camino de regreso a Colombia, de nuevo se pasó por el taller del pintor y este hizo otra aplicación de pintura en mi herida, indicando que cerraría y cicatrizaría pronto, pero que desafortunadamente debido a los puntos que habían colocado, la cicatriz sería visible de ahora en adelante.
Cerca de 15 años más tarde, pregunté a mis padres si recordaban el nombre del pintor, que quería conocer si esta persona era conocida y por supuesto, sus obras. Me indicaron que su apellido era Guayasamín. Luego lo encontré como Oswaldo Guayasamin.
Oh sorpresa encontrar en varias fuentes cuan importante fue este artista para Ecuador e hispanoamérica, incluyendo sus méritos en las escuelas de bellas artes de España e Italia, entre otras distinciones. Así que cada vez que veo mi cicatriz que no es tan épica como el rayito de Harry Potter o la cruz de Kenshin Himura :P, se que es así, gracias a la capacidad artística de un excelente pintor, quien desafortunadamente fallecio antes de poder ir a darle las gracias por su colaboración.
Nathaly
Me encantó tu historia. Estoy leyendo sobre Oswaldo Guayasamín, ya que debo hablar sobre un artista reconocido de mi país, Ecuador, para un deber de idioma en Moscú.
Es interesante leer sobre él. Tengo varias fuentes, incluso las que hablan de la vida con sus esposas, pero de todas ellas, creo que relatos cortos como el tuyo, dan a conocer su carácter.