Recuerdo que hace años, pensar en intentar correr una triatlón de media distancia (1.9k nado, 90k ciclismo y 21k de trote), no me generaba la mayor expectativa o interés. La idea de correr un gran fondo de ciclismo de más de 150 kilómetros no era algo en mi cabeza y mucho menos llegar a pensar en una maratón de atletismo con sus 42.195m. De hecho, amigos deportista aficionados me han molestado en los últimos años por mi cambio de enfoque deportivo hacia carreras largas, exigentes, con un plan de entrenamiento de mínimo 3 meses y cosas así.
Hoy, un par de días luego de haber corrido un triatlón Ironman 70.3 (media distancia) en Perú, tras haber corrido otro 1 mes antes en Panamá, me he puesto a pensar qué me ha traído hasta este punto.
Creo sin lugar a duda, que el establecerse metas exigentes, fuera de lo típico o lo usual, ayudan a que el compromiso de entrenar a diario, previo o posterior a la jornada laboral, cueste menos. Asimismo, el crear retos orientados a un tiempo objetivo, una distancia particular o simplemente la idea de «quiero terminar, sin que me quede grande», son el combustible para lograr enfocarse e intentarlo, en primera instancia.
El último ciclo de entrenamiento previo a estas dos carreras en Marzo y Abril, inició en Diciembre, luego de que «me quedó grande» un gran fondo de ciclismo de 180 kilómetros, donde las piernas no me dieron para hacerlo completo y entre lágrimas, tuve que aceptar que no podía coronar la subida más exigente del recorrido. Esto fue un choque anímico, dado que me enfrenté a la realidad que no soy tan bueno en la bicicleta como creía o que si te dedicas a tres deportes, no necesariamente eres una bestia en los tres.
En este ciclo entrené en lugares muy calientes y húmedos, preparándome para lo que sería Panamá y Lima (en teoría Lima era una carrera fría… no lo fue). También cambié el chip mental y empecé a abrazar la idea de que si quería mejores tiempos, marcas, etc, tenía que hacer más esfuerzos y sacrificios. Pero por supuesto, hubo semanas enteras en que no quería subirme a la bicicleta, ir a nadar o salir a trotar, especialmente luego de la carrera de Panamá. Es aquí cuando la bendita disciplina que se suele mencionar, tomó más relevancia, por que es eso, el esfuerzo, dedicación, el hacer caso omiso de los días de pereza, lo que da frutos y crea hábitos (eso si, no siempre saludables).
Hoy, en medio de una gripe y debilidad del cuerpo, posterior a la carrera, soy consiente que aunque soy joven aún, sólo hay un cuerpo y hay que escucharlo, para evitar tener lesiones, dolores, molestias y frustraciones. Muchas veces el no poder dar e 100% de uno en una carrera es tan frustrante como podría ser no lograr una meta laboral, personal, etc.
Conocí mi lado fuerte, me agradó verlo y me gustaría poderle seguir dando a través del tiempo. Los resultados de las carreras son la representación de ese esfuerzo previo, de ese compromiso, de esa disciplina. Claro, siempre pueden darse contratiempos (entre 2019 y 2022 me modificaron carreras el mismo día por temas logísticos o climáticos), pero es esa mentalidad y fortaleza, la que hará que sea diferente el resultado y al final puedas sonreír cuando reclames tu medalla al terminar, por que es cierto, corremos por una medalla, una camiseta y un banano al final.
Hoy entiendo que estos deportes me han cambiado mi forma de ver el mundo y el cómo disfruto hacer ejercicio, sea competitivo o no.
Carlos Botero
Felicitaciones Jeffto, su compromiso y dedicación son admirables