Este viaje dificilmente lo olvidaré en toda mi vida. El viaje por tierra es muy interesante, 4 túneles, uno de 4kms de largo, subidas, bajadas, curvas, frío, calor, en fin, de todo un poco. Al bajarme del bus ya en Villavicencio, olvidé el monitor que llevaba para el aeropuerto, me percaté de esto en el aeropuerto, así que, en el mismo taxi, media vuelta y «vuele al terminal señor que eso vale mucho», al llegar al aeropuerto, saliendo disparado desde el taxi, llego para enterarme que el bus salió hace 10 minutos y va camino a Granada, lejos de la ciudad. Así que tomé el número del celular del conductor y «voy a tener suerte», efectivamente, este amable hombre me contesto y me indicó que me esperaba a unos cuantos kilómetros del terminal. Corra al taxi que había «contratado» y oh sorpresa, un policia de tránsito se disponía a imponer una multa por recoger pasajeros en lugar indebido, luego de casi llorarle, dejó seguir el carro y bueno, nuevamente voló hasta dond nos esperaba el conductor que ya me había llamado 5 veces para apurarme, al llegar, la tranquilidad de tener el monitor en mi poder y de regreso al aeropuerto. La aventura de mi vida.
Ya terminadas las labores de la aerocivil, es decir, el último servidor fuera de Bogotá, tiempo de comer una deliciosa ternera a la plancha, debo decir que no he probado mejor carne en mi vida, para esto les recomiendo el restaurante pasando el peaje viajando de Villavicencio a Restrepo, unas casas antes de virar hacia el aeropuerto.
De regreso a Bogotá el viaje se hizo eterno, pero bueno, al tocar tierra firme finalizó el gran tour, finalmente, una gran experiencia que dejo muchas cosas para bien, para mal y para mejorar, pero eso es otra historia, por que la mía en mi actual trabajo terminó, luego les cuento.